Hoy, más que nunca necesitamos
enfatizar en la necesidad de enfrentar los problemas que se están provocando en
la salud mental a lo largo del proceso del desarrollo sostenido. Y no debemos
olvidar que parte de ésta salud mental es también la salud física, pues ambas
no pueden ser separadas por su relación directa entre sí.
La Organización Mundial de la
Salud, [OMS] ha definido la salud mental como aquel estado de completo bienestar
físico, mental y social, y no solamente en la ausencia de afecciones o
enfermedades. Es esta misma organización que entienden y clarifica que una
buena salud mental está relacionada con la promoción del bienestar, la
prevención de los trastornos mentales y sus tratamientos y rehabilitaciones de
aquellas personas afectadas por dichas patologías.
La Federación Mundial de la
Salud Mental también ha señalado que existen una relación bidireccional entre
los trastornos mentales y las patologías físicos crónicos, como los son las
afecciones respiratorias, afecciones cardíacas, la obesidad, la diabetes, el
cáncer, entre otras.
Por otro lado, OMS indicó que
la mitad de los trastornos mentales se observan manifestándose antes de los 14
años. Y, aproximadamente el 20% de los niños y adolescentes del mundo
manifiestan algún problema de esta naturaleza, es así como se ha observado
diversos tipos de trastornos similares. No obstante, los países del mundo con
los porcentajes más elevados de la población menor de 19 años son los que
disponen de menos recursos para la salud mental.
De acuerdo con este mismo
organismo, también, nos informa que la mayoría de los países de bajo ingresos y
medios apenas tienen un psiquiatra infantil por cada millón a cuatro millones
de personas. Paradójicamente, las regiones con los porcentajes más elevados de
población menor de 19 años son las que disponen de menos recursos.
Para que podamos visualizar y
analizar aún mejor esta situación la Organización Panamericana de la Salud se
une al presentar, dentro de un panorama general, que se vive a escala mundial
lo siguiente:
- 450 millones de personas
sufren de algún trastorno mental.
- 121 millones padecen de
depresión.
- 50 millones sufren de
epilepsia.
- 24 millones padecen de
esquizofrenia.
Es decir, que la depresión sigue siendo la causa
principal de los problemas de salud mental en esta era en que estamos viviendo,
y por lo que no se desarrolla sola. A nivel mundial, las tasas de suicidio han
incrementado en un 60 por ciento en los últimos 50 años, y este aumento ha sido
significativo para los países en vía del desarrollo sostenible como el nuestro,
(OMS, 2008).
No obstante, se integra otro factor que ha estado contribuyendo nocivamente a una pobre salud mental, y esta es la contaminación acústica. La cual ha sido definida por la OMS como aquellas que es generada por ruidos excesivos, innecesarios, molestos, nocivos e indeseables, provocando por las actividades humanas (tráfico, generadores, músicas elevadas, locales de diversiones, aviones, entre otras) que generan efectos negativos afectando la salud auditiva, la salud física y la salud mental, y por ende, afectando la calidad de vida negativamente de las personas.
La calidad de vida que estamos
pretendiendo simular a través del desarrollo sostenible en parte está
violentando los derechos humanos al no poder tener una salud mental sana. De
poder tener un área llamado “hogar” en la que se pueda vivir tranquilamente, y
no estar a expensas de otras personas desarrollando y empeorando las vidas solo
porque han invertido un dinero en un proceso de pseudo-desarrollo sostenible
personal e inapropiado. A estas familias se les niega o se les quiere forzar
acomodarse en un horario de “infierno ambiental” en la que se les provoca un
nivel elevado de estrés, hipertensión, se les agudiza los problemas
respiratorios, se les eleva la diabetes y/o sus vidas se ven total o
parcialmente comprometidas a tal grado que ya no puedan tener el derecho de una
tranquilidad adecuada.
El obtener un desarrollo de una
inversión sostenible en un medio ambiente, como las áreas de residencias, es
inapropiado si le ha de costar el violentar el derecho humano de u tranquilidad
y salud física y mental. Y, deberá ser inaceptable por todos los que vivimos en
ellas. Este estilo de pensar en el desarrollo de una comunidad está creando
serios problemas en la salud mental y física a sus habitantes, que, a su vez,
también han invertido dinero en un área de la comunidad residencial para vivir
tranquilamente.
La importancia de hacer énfasis en los efectos nocivos de
la contaminación acústica es porque necesitamos educadores y precursores con
tenacidad para ejercer los derechos humanos de poder obtener una calidad de
vida más sana, tanto física como mental.
Cada día que pasa en la República Dominicana, parecemos
no entender ni comprender por qué estamos tan estresados, angustiado,
deprimidos, ansiosos, sintiéndonos emocional y físicamente tan mal. La
contaminación acústica, no solo afecta los oídos, sino que provoca efectos
psicológicos negativos y efectos fisiológicos adversos a los que se supone es
“MENTE SANA Y CUERPO SANO.”
Estos efectos, negativos y nocivos, producen unos efectos
no deseados en el comportamiento, en la salud mental y física que en
combinación dependerán de las características de la personalidad de las
personas, pues el estrés es generado por los ruidos y se modula en función de
cada uno de los individuos y las circunstancias que le rodea.
Los efectos psicopatológicos que se producen a más de 60
dBa son los siguientes:
1. Una
dilatación de las pupilas y parpadeos acelerados.
2. Agitación
respiratoria, aceleración del pulso y taquicardias.
3. Aumento
de la presión arterial y dolor de cabeza.
4. Menor
irrigación sanguínea y mayor actividad muscular. Los músculos se ponen tensos y
dolorosos, sobre todo los del cuello y espalda.
El poder concientizar a las
personas sobre sus derechos a tener una salud mental sana requiere de la
capacidad de poder entender que significa una salud mental sana y la habilidad
de querer ser receptor de informaciones educativas
sobre las cosas que le están haciendo daño de una forma u otra a su salud
mental y la salud mental de los que le rodean.
La idea es poder trabajar de
una forma preventiva, productiva y fructífera, sin contribuir a la capacidad de
crear y/o empeorar la salud mental de una comunidad y sus miembros. Lograr las
mejoras en la calidad de vida de las personas y defender sus derechos en el
proceso de la PREVENCIÓN CONTINUA, pues de no ser así, no será costo efectivo
el proceso del desarrollo sostenible de una comunidad, y tampoco será aceptable
ante las violaciones de los derechos de los individuos, niños, adolescentes y envejecientes
que luchan para poder mantener una calidad de vida física y mental, y que de
igual manera quieren proteger sus inversiones (en este caso sus casas) y su
salud mental dentro de un desorden organizado social.
La asistencia de la calidad de
la salud mental en la atención primaria es prácticamente nula o muy deficiente,
si nos fijamos en los hospitales del país. Si esta asistencia es observada a
nivel privado dentro de los servicios de la salud mental, podemos ver que
realmente no es efectiva, pero mucho menos se observa en lo que la asistencia
primaria se refiere. La concientización dentro de la profesión de la salud y
dentro de los servicios que brindan los seguros es muy pobre. La promoción de
la salud mental requiere que se desarrollen y adopten medidas multisectoriales,
en las que se desarrollen operativos y participen diversos sectores del
gobierno y organizaciones no gubernamentales y comunitarias.
El obtener y mantener una buena
salud mental es un derecho que todos tenemos, y que atañe en cada uno de los
ciclos del desarrollo del ser humano.
Para poder garantizar que
nuestros derechos no sean violentados o adaptados a las necesidades de otras
personas sin escrúpulos o con una falta de conciencia y educación necesitamos
poder:
1. Cambiar las
actitudes y aumentar la educación.
2. Desarrollar
servicios de atención primaria dentro de los sub-centros médicos en el área de
la salud mental como parte de los derechos humanos que a todos nos asiste.
3. Mejorar los
derechos humanos en los servicios de salud mental.
4. Sustituyendo las
instituciones psiquiátricas por la atención en la comunidad.
5. Aumentando la
inversión en salud mental y en la educación y prevención.
6. Adoptando
políticas, leyes y servicios que fomenten los derechos humanos a una calidad de
servicio de la salud mental.
Una salud mental sana y con
leyes y procedimientos coherentes capaces de entrelazar diversos ministerios y
asegurando la atención de los servicios de salud mental, protegiendo
simultáneamente los derechos de poder recibirlos en el momento necesitado,
recibir servicios de atención primaria integrales y la disponibilidad de estos
servicios para cada comunidad.
Nuestra salud mental es igual
de importante que nuestra salud física, no permitas que te desarrollen un
problema más grave, en nombre del desarrollo. Pues el estrés a que hoy día nos
están exponiendo nos está enfermando a
nuestros niños, niñas, adolescentes y ancianos, desarrollándoles conductas
ansiosas, angustiosas, depresivas y agresivas. No te dejes enfermar o que te
enfermen tus seres queridos. Tú y los tuyos tienen derecho de vivir tranquila y
sanamente.
Por: Frances Roulet, MS
Psicología
Clínica
Comentarios